Es un patrón que se repite. Cuando Javier Milei habla de “la casta” que “tiene miedo”, puedo escuchar a Donald Trump diciendo que, si llegaba a presidente iba a “drenar la ciénaga” de Washington. El discurso anti-establishment, venga de la izquierda o de la derecha, es siempre el mismo, y lo peor de todo es que parte de una crítica perfectamente legítima: La clase política predominante le falla a la gente humilde.