Tras el 8M y al cumplirse 30 años de la histórica Declaración de Beijing, los movimientos feministas latinoamericanos enfrentan un panorama de contrastes dramáticos: mientras México celebra la llegada de su primera presidenta mujer, Argentina lucha contra el desmantelamiento sistemático de sus políticas de género. Esta polarización refleja las tensiones que vive la región, donde los avances coexisten con amenazas de retroceso en un momento crucial para los derechos de las mujeres.